sábado, 9 de junio de 2012

Exodo 3, 3-6


   Exodo 3, 3-6
        Moisés ve la zarza que arde y no se consume y quiere ver cual es la razón y se atreve a ir más allá de lo que conoce y le da seguridad.
    Nosotros queremos ver a Dios, le amamos, nos sentimos amados y queremos acercarnos y contemplar su rostro.
    Pero al igual que a Moisés, Dios nos dice: no te acerques, quítate las sandalias porque el lugar que pisas es suelo sagrado.
    Vamos a cerrar los ojos por un instante, durante toda la enseñanza vamos a estar así, en adoración, acercándonos a la zarza ardiente, porque como Moisés hemos descubierto que en nosotros hay un fuego que no se consume y queremos descubrirlo.
    El desierto es soledad y silencio.
    Lo primero que tenemos que hacer es aprender a caminar por el sendero que llega hasta el corazón, voy a imaginar un sendero que va desde mi mente, mi razón hasta el corazón. Para llegar hasta ahí tengo que despojarme de las sandalias porque voy a pisar lugar sagrado.
    Las sandalias es lo que yo utilizo para caminar en el mundo y están manchadas de todo lo que por el camino hay, tierra, barro, suciedad, excrementos, basura, etc… y eso no puede contaminar ese lugar.
    En las sandalias también se me han pegado todo lo que la vida me ha hecho vivir, sufrimientos y gozos, penas y alegrías, sentimientos, deseos, frustraciones, ambiciones, rencores, infidelidades, pecados…
    A veces las sandalias son mis miedos, complejos “yo no valgo nada”, a veces me enredo mirándolas y reviviendo el pasado, lo hecho, lo vivido, aunque esto me produzca dolor.
    También se pegan todas las cosas buenas que hemos hecho, la vanidad de lo que sé, lo que he vivido, lo que he sentido, todos los dones que Dios me ha dado si no los pongo a los pies del Señor y los vivo con humildad. Con estas sandalias tampoco puedo acercarme a la zarza ardiente. Todo lo bueno y lo malo que me ha tocado vivir tengo también que dejarlo fuera, a este lugar sagrado tienes que entrar libre de todo eso.
    Nos da miedo descalzarnos porque el calzado nos da seguridad, prestigio, nos protege del peligro que en el suelo hay, descalzos nos sentimos indefensos y depende del calzado que lleves el que te sientas poderoso y bueno o mendigo y malo. Los pobres y mendigos van descalzados o con alpargatas, los ricos con zapatos lujosos. ¿Cómo son mis sandalias?
    Dios quiere que entremos descalzos, esto significa fiarte del que te dice que te las quites y que tú te desprendas de ellas para entrar libre de todo lo que en ellas hay.
   Así con esta actitud y confianza debemos acercarnos a Dios que nos espera en nuestro interior, EL LUGAR SAGRADO.
    En el Salmo 92 “La santidad es el adorno de tu casa Señor”. Tu casa Señor es mi corazón y la santidad de mi casa es tu Presencia, tu encuentro, este es el único adorno que quieres que en ella allá.
     No pienses en ti, en lo que eres, en lo que has sido, en lo que serás, piensa sólo en Dios, en ese fuego que arde y no se consume y acércate, así descalzo, deja que tu rostro sienta el calor de ese fuego que te quema, acércate cada vez más, siente como te abraza, con un fuego que quema y atrae, enamora, que te funde en él y que te hace uno con él.
   Cuando el fuego prende en una cosa ésta deja de ser lo que era para formar parte del fuego.
    Así nos ama Dios, cuando la llama de su amor prende en nuestra alma, lo que somos o hemos sido no importa, lo que realmente importa es lo que a partir de ese momento somos UNO CON DIOS. El fuego al prender une los cuerpos, así quiere Dios unirse con nosotros y en nosotros.
    Dios quiere ser amado en Espíritu y en Verdad, no sólo fuera de nosotros, sobre todo quiere que lo hagamos dentro, en nuestro interior. “Ven y descánsate en Dios y deja que Dios sea Dios dentro de ti”. No te acerques a El fuera, aprende a buscarlo dentro “tú sólo adórale”, despójate de lo que te tiene atado y la Verdad, la verdad de que somos morada de Dios, la verdad de que El habita en nosotros, la verdad de que éste es el lugar de encuentro que él prefiere, esta verdad nos hará libres. Libres para romper con todo lo que nos esclaviza, mi pasado, mi presente, mi futuro, mi pecado, mis defectos, como yo me veo y empezar a gozar de esta Presencia que nos ama hasta dar la vida por ti y por  mi.

                                        ¡No hay mayor felicidad!

       Jn 15, 11 “ Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea plena”.
                      

                                          ¡GLORIA AL SEÑOR1




Prado.


(empieza en el segundo 20 )

3 comentarios:

  1. gracias por esta enseñanza pero no pone que miembro de la comunidad la ha dado y me gustaria saverlo por lo demas no hay ninguna pega es magnifica toda ella tenemos mucha suerte de tener hermanos tan formados y llenos de dios y de su espiritu. animo y adelante

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  2. Si estos hermanos la mayoría estan super ungidos de Dios xq se entregaron un día sin paracaidas, confiaron y confían y nos guían a los demás x la Gracia de Dios xq Dios tiene instrumentos los cueles podemos entender, x la Gracia de Dios soy miembro de los q recibe de Él x este grupo de Alabamza todo para seguir creciendo y acercándome a su verdad. Gracias herma@s q el Amor nos mantenga unidos en el camino de la santidad.

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