Jesucristo trae al reino de los humildes, no es un reino de ricos, ni de grandes y poderosos. Es una concepción distinta. En el reino de Dios, los parámetros son muy diferentes a los concebidos en este mundo de los hombres:
“El que se haga pequeño, como un niño, es el más grande en el reino de Dios” (Mt 18, 4).
Por eso Jesucristo, que es el primero, se hizo el último, se hizo la nada, un nadie (Flp 2, 7). Y por eso, San Pablo se llamaba a sí mismo el menor “el más insignificante” (Ef 3, 8) y San Francisco de Asís, el evangelio viviente, era el “mínimo”, el padre de una comunidad de mínimos, que eligió la “minoría” como signo y distintivo de los frailes menores.
En el reino de Dios lo más importante es lo más pequeño, como el grano de mostaza, la semilla más pequeña que se hace luego un arbusto más grande (Mt 13,32), o como el poco de levadura que hace fermentar a toda la masa (Mt 13,33); Lo débil es enaltecido (Lc 1,52); y, en el cuerpo de Jesucristo, que es la Iglesia, “los miembros más débiles son los más necesarios” (1 Cor 12,22); en la Tierra Prometida, Belén, un pueblo muy pero que muy pequeño, es una de las principales ciudades de Judá, porque Dios todo un Dios quiso nacer en ella, en la Biblia y en la vida real “ es el Dios de los humildes, socorro de los oprimidos, protector de los débiles, defensor de los abandonados, salvador de los desesperado “,(Jdt 9,11) “Levanta del polvo al indigente, saca al pobre del estiércol” (Sal 113,7. Por eso, “cuanto más grande seas, mas te has de bajar” (i 3,18).
JESUCRISTO Y LOS NIÑOS
Jesucristo, siempre acogió a los niños, los quiso tener a su lado y expreso así la preferencia de Dios por los niños:
“ Yo te alabo, padre, Señor de cielo y de la tierra, porque as escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y se las has revelado a los sencillos” (Mt 11, 25).
Jesucristo tenía la costumbre de coger a los niños en brazos y de bendecirlos, imponiéndoles las manos (Mc 10, 16). Por otra parte, los niños, más que nadie, se sentían atraídos por la ternura, la bondad, y el amor de Jesucristo, al que seguían alegres y contentos, hasta el punto de que incluso dentro del templo, gritaban diciendo: “Viva el Hijo de David” algo que a los escribas y sacerdotes les sentó muy mal (Mt 21, 15), Jesucristo les replica con el salmo 8: El cielo sublime canta la majestad de Dios y entre tanta grandeza, hasta los mismos niños se unen jubilosos a esa alabanza, proclamando, la mesianidad de Jesucristo, cosa que no hacen los mayores, ni siquiera los dirigentes.
Jesucristo tenia tal fama de sanación que las gentes creían que, con solo tocarle, salía de el una fuerza curativa y un poder milagroso (Mt 9,20). El toque de Jesucristo era tenido por un toque divino que hacia crecer a los niños sanos y robustos. Por eso, le llevaban los niños para que los cogiera en brazos, les impusiera las manos, rezara por ellos y los bendijera (Mt 19, 13-15).
“Los discípulos les regañaban”: Tal vez porque los niños son empalagosos y algunas veces nos sacan de quicio incluso a los padres por eso me imagino que los apóstoles para que no importunaran a Jesucristo, y para que Jesucristo no perdiera el tiempo con ellos pues no querían que las gentes tuvieran a Jesucristo por un simple escriba, puede ser que los apóstoles lo hicieran por que la cultura judía no tenían a los niños en cuenta para nada.
El caso es que los apóstoles hicieron una cosa que no gusto a Jesús y los regañara diciendo “Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos. Os aseguro que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrara en el” (Mc 10,14-15).
Pero Jesús el Maestro insiste en su mensaje, no es solo una vez, hay otro pasaje referido también a los niños:
“Los discípulos preguntaron a Jesús: ¿Quién es el más grande en el reino de los cielos? Jesús llamo a un niño, lo puso en medio y dijo: Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de Dios. El que se haga pequeño como este niño, es el más grande en el reino de Dios. El que acoge en mi nombre a un niño, como este, a mi me acoge” (Mt 18,1-5).
Marcos dice que Jesús cogió en brazos a un niño y lo puso en medio (9,36)
y Lucas que lo puso a su lado. Si lo puso en medio, es para proponerlo como modelo, y si lo puso a su lado, es para indicar que esta de su parte, esta parábola es semejante a la acción del lavatorio de los pies, en la que Jesucristo se hace el último, el esclavo, el servidor de todos; y lo que él ha hecho es lo que tenemos que hacer todos nosotros. son lecciones practicas que nos da, que el Maestro nos comunico con su palabra y obras.
HACERSE NIÑO
Por tanto, el que quiera ser primero, tiene que hacerse el último, importante es el que se hace servidor, el criado, el que sirve al más pequeño, al más débil, al más necesitado. Y que los dirigentes, los de arriba, están para servir de verdad y no solo, en apariencia, a los dirigidos, a los de abajo. El primero debe ser el último, y el menor debe ser el mayor. Ante la ambición de los apóstoles –y especialmente de los hijos del Zebedeo-, por querer ocupar los primeros puestos en el reino, Jesucristo,
Aprovechando la ocasión, les dijo: “Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que lo grandes las oprimen con su poderío. Entre vosotros no debe ser así, sino que, si alguno de vosotros quiere ser grande, que se haga vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, sea el servidor de todos” (Mt 20,25-26).
Mateo, en relación con la predilección de Jesucristo por los niños, dice:
“El que de de beber a uno de estos pequeñuelos un vaso de agua fresca, porque es mi discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa” (Mt 10,42).
La idea expresada en estos textos nos obliga a los discípulos de Jesucristo, y muy especialmente a nosotros apóstoles y sucesores, a hacernos como niños. Es una lección fundamental para todos los seguidores de Jesucristo, sin ese requisito, no podremos entrar en el reino de Dios, y, así mismo, para nosotros, si queremos ser miembros cualificados del reino. En todo caso, el adulto tiene que dejar de ser lo que es y comenzar un nuevo modo de vivir, hacerse niño, nacer de nuevo en el renacer de la fe. POR QUE LOS NIÑOS ENSEÑAN A VIVIR A LOS MAYORES.
GLORIA A DIOS.
Paco
Hacerse niño, nacer de nuevo,... mirando la foto, aunque sólo se vea la mano y el brazo de un bebé, me le imagino dormido, "espanzurrado", tocando la mano de su padre, durmiendo tranquilo porque su padre está ahí, que tranquilidad poder dormir así, porque sabe que su padre le protege, porque le siente, le ve.
ResponderEliminarOh! Señor, te pido la gracia de poder abandonarme en Tí, la gracia de saber que cualquier problema que tenga, Tú lo vas a resolver, porque eres Mi Padre, y me amas. La gracia de ser como un niño que confía en su padre.
Gracias por tan grandiosa enseñanza,guiada está claro, por el Espíritu Santo,cómo se nota quien esta super ungido y dedicado al servicio del Señor, y lleno plenamente de su Gracia,
ResponderEliminarmis hijos dormian de mi mano, osea que imaginaros en pleno invierno toda la noche con el brazo por fuera de la manta y sin calefaccion, pero me sentian y dormian, si eso dá seguridad tan solo con el contacto fisico, imaginemos estando y siendo el Templo del SEÑOR,tenemos que estar como un bebé dormido,sabiendo que nada nos faltara,por que nuestro Padre Celestial sabe lo que necesitamos
y nos lo dá, como los padres terrenales a sus hijos les dan todo.
Esta enseñanza nos muestra uno de los principales requisitos para entrar en el Reino de los Cielos.La humildad la sencillez hacerse pequeño delante de Dios es volver a nacer,es hacerse niño,convertirse, dejar al hombre viejo,abandonando el orgullo la sobervia los primeros puestos etc.El Séñor quiera que quede grabado, tatuado en nuestro corazón.Concédeme Señor la gracia de hacerme pequeño.
ResponderEliminar¡Alabado sea el Señor!