Nos reunimos en la casa de SEÑOR para alabar, bendecir, glorificar, darle gracias y leer su palabra que nos llena de esperanza y de vida.
Leemos a San Mateo 6, 19-27:
19 No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. 20 Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. 21 Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. 23 Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá! 24 Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero. 25 Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? 26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? 27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
Una entrega sin medida a las cosas de la tierra termina apagando la vida del espíritu. El hombre tiene que trabajar para cubrir sus necesidades, pero un cristiano debe procurar un mundo mejor a los demás.
Debemos ayudar, no atesorar las cosas con avaricia, estos bienes son perecederos, pero la confianza en el SEÑOR es eterna : tenemos que fiarnos del SEÑOR. No desear, no angustiarnos, no estar preocupados de si el hermano tieno más que yo.
Todo esto nos hace estar mal ¡qué bien nos sentimos cuando ayudamos! se enriquece nuestra vida, nuestro corazón se vuelve generoso.
No llenemos nuestra vida de oscuridad, acordaros de los primeros cristianos cómo repartían todo, salieron adelante aunque tuvieron muchas dificultades pues el SEÑOR estaba con ellos, siempre ha sido así, el SEÑOR nunca abandona, te da el ciento por uno.
Seamos generosos: demos amor, ayudemos a nuestros hermanos en todo, una sonrisa, una lágrima si está triste, que nuestro grupo La Nueva Jerusalem sea una luz en nuestra vida, para dejar esa inquietud por las cosas materiales.
Tengamos fe, fiémosnos del SEÑOR, hagamos oración, pidamos, demos gracias, nunca nos abandonará. La vida es muy corta, no perdamos el tiempo.
Mi boca habla de lo que llevo dentro de mi corazón, espero hermanos que nuestra vida se llene de felicidad dando todo lo que podamos a DIOS y a los hombres para construir un mundo mejor.
Mi alma quiere volar, pero estos huesos secos no me dejan. Necesito vuestra oración, soy feliz en mi grupo de alabanza.
Elisa.
Gracias por la enseñanza Elisa.Tienes un corazón generoso como el Señor quiere.Tenemos que prácticar la generosidad, la humildad,trabajar en pro de la justicia social etc...Hoy más que nunca, en que parece que estos y otros valores están pasados de moda.Los cristianos tenemos la responsabilidad de dar testimonio, poner en práctica la palabra de Dios.El cuenta con nosotros
ResponderEliminarEl Cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasaran. (24.35).
GLORIA AL SEÑOR.
ELISA gracias EL SEÑOR dice que se fija en el corazon sencillo y que se estremece ante su PALABRA, esa eres tu hermana querida que el SEÑOR lleve a termino la obra que ha comenzado en ti. AMEN.
ResponderEliminarconmovedora esta enseñanza, la pequeñez de esta alma es lo que enamora a DIOS, no canvies sigue dejandote hacer por el SEÑOR, y amando tu grupo de alabanza y seguiras viendo la GLORIA DE DIOS.
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