Hijos obedeced a vuestros padres por respeto al Señor “PORQUE ES LO JUSTO”. Honra a tu padre y a tu madre es el 1º mandamiento que lleva consigo una promesa “PARA QUE SEAS FELIZ Y SE PROLONGUE TU VIDA SOBRE LA TIERRA. Padres no exasperéis a vuestros hijos; formarlos más bien mediante la instrucción y la exhortación, según la enseñanza del Señor.
Esta exhortación que nos hace San Pablo con respecto de los padres y los hijos es sin duda una exhortación para nuestro bien para nuestra propia felicidad y sobre todo para agradar a Dios Nos dice: si les honras estarás haciendo lo “justo”, ¿y qué es lo justo? “Pues lo que el Señor quiere de nosotros”; Nos Dice Vivirás Feliz Y Se Prolongaran Tus Días”. Cuando uno hace en su vida y de su vida no solo lo que nos apetece; sino lo que nos toca hacer en cada momento (ciertamente) esa diligencia te llevará, a vivir en la escucha permanente de la voluntad del Señor; pero para eso necesitamos hacer silencio, ¿Qué quiere decir esto? quiere decir ¿Callarse y no hablar? ¡SI...! Pero también es vaciar nuestra mente de todo lo que nos ocupa, callar a la loca de la casa (como decía Sta. Teresa) para poder escuchar lo que el Señor quiere de nosotros, y así cuando oigamos su voz en nuestra conciencia, y nos dejemos interpelar por El, entonces podremos estar seguros de que estamos haciendo lo correcto, no hay nada comparado en este mundo que te pueda dar tanta paz y tanta tranquilidad de saber que cumples con su voluntad, podríamos decir que podemos dormir a pierna suelta.
Pero no podemos olvidar que el seductor del mal está siempre al acecho, no descansa, te está siempre y por todos los medios posibles queriendo llevarte a su terreno ¿Por qué?….¿ cuantos podemos decir que no hemos dado nunca un disgusto a nuestros padres? Les hemos faltado al respeto, o no les hemos tenido en cuenta. Todos hemos sido alguna vez ese hijo pródigo que malgasta su vida, que olvida sus obligaciones, raíces y quiere volar solo y lo más lejos posible, porque piensa que ya no los necesita. Todo esto trasladado al plano espiritual es lo mismo que hacemos con nuestro Padre Celestial, queremos volar solos y así nos pasa que de vez en cuando nos pegamos algún batacazo que otro, quedando bastante lastimados. Sin embargo Dios en su infinita misericordia nos vuelve a acoger, nos cura venda nuestras heridas ¡nos vuelve a levantar! Él, que nos imprimió su sello antes de nacer que nos formó en el bien, nos enseña con amor de Padre como tenemos que amar a nuestros padres, respetar y cuidar hasta el fin de sus días.
En el libro del Eclesiástico 6.12-14 nos dice: hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados. ¿Cómo podemos llevar esto a la práctica? Es difícil no tener algún reproche o quejas que se hayan ido acumulando a lo largo de la vida que en un momento dado nos gustaría poder echar a la cara y así resarcirnos, escupir eso que nos hizo tanto daño, esa historia que todos podemos tener, pues bien aquí tenemos la oportunidad de no abochornar de respetar de perdonar de que aunque chochee saber que aun siendo anciano y sin fuerzas tiene toda la dignidad que Dios le confirió “intacta”.
El catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en las obras de misericordia como debemos actuar. Busquemos tiempo, un momento para una llamada, una visita, un abrazo, hacerles ver que nos importan, que deseamos verles aunque las circunstancias no sean las propicias por la distancia que nos separa, o por cualquier otro motivo, pero sobre todo darles mucho AMOR por encima de todo.
Con respecto de los padres a los hijos.
En esta exhortación en la que San Pablo nos dice como tenemos que actuar con nuestros padres y nuestros hijos; nos dice: no exasperéis a vuestros hijos, formarlos más bien mediante LA INSTRUCCIÓN Y LA EXHORTACIÓN según la enseñanza del Señor” ¡Así es!... “Como quiere el Señor”.....Que nuestros hijos sean educados, instruyéndoles enseñándoles no solo para saber muchas cosas de todo, sino sobre todo para SER personas íntegras verdaderas que sepan respetar y respetarse, hoy que tanta falta nos está haciendo en este mundo, personas que sepan valorar la vida que trabajen por la justicia social que sepan transmitir los valores del Evangelio y dar testimonio de su fe, aportando, credibilidad, profesionalidad, responsabilidad valores tan devaluados actualmente en nuestra sociedad. Sin embargo todo esto sólo podremos hacerlo si es con la ayuda del Espíritu Santo y sus enseñanzas, solo Él puede transformar nuestras vidas.
Hermanos que papel tan importante nos toca hacer como padres y no solo a los que lo somos biológicamente, todos somos corresponsables de la educación de los hijos, todos tenemos niños a nuestro alrededor que en algún momento dado como poco, se van a fijar en nuestras acciones nuestras actitudes, a veces sin saberlo podemos ser una referencia para ellos un modelo y que podemos fácilmente decepcionar.
No los “EXASPEREMOS” cuantas veces volcamos nuestras frustraciones nuestros problemas nuestras angustias, en lo que consideramos que porque están por debajo de nosotros como hijos tenemos el derecho de no respetar. Nuestros hijos son un don un regalo que el Señor nos hace y que algún día, tendremos que dar cuenta de lo poco o mucho que hayamos hecho para darle a conocer; pero no tengamos miedo si en nosotros hubo siempre la voluntad de llevarles y educarles por el camino del bien, aunque el resultado no haya sido el esperado, porque por otro lado puede que nosotros, no lleguemos a contemplar lo que Dios tiene preparado para ellos. El Señor nos ama más que nosotros podamos amar a nuestros hijos y sin embargo nos enseña y exhorta pero también nos deja libertad, no utiliza el chantaje ni la descalificación, al contrario nos instruye sobre todo con AMOR esa es la palabra clave con AMOR porque desde ahí TODO se puede lograr.
¡GLORIA AL SEÑOR! Rosi.
Estaba pensando en como solucionar un problema con mihijo y me lo hgas solucionado en un momento, tengo que amarle. gracias por tu enseñanza.
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