MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene este otro: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que estos" (Mc 12, 28-30).
"¡Velad!" este es el llamamiento de Jesús en el evangelio del primer domingo de Adviento (Mc 13, 33-37). Nos recuerda que nuestra vida está proyectada hacia un "más allá", cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido su vida ( sólo tenemos una), si hemos hecho el bien a nuestros hermanos.
Este es el distintivo cristiano: la FE que actúa en la CARIDAD, una FE sin obras es una FE muerta, debemos saber escuchar al prójimo, que sufre para poder darles amor, seamos el Cirineo que ayuda a llevar la cruz de la soledad, de la enfermedad, de la incomprensión,...
Es importante que el hombre que sufre sienta el calor de Dios a través de nuestras manos y nuestro corazón abierto. "La señal de los cristianos es amarse como hermanos". No podemos construir nuestra vida nosotros solos, sino que necesitamos de Dios, necesitamos encontrarlo, escucharlo, hablarle. En la oración recibimos el Don de Dios, para encontrar el alivio en nuestra vida. Si somos hijos de Dios nos tenemos que preocupar de los demás. Uno es más libre cuanto más entrega. Cuando el hombre arranca de su corazón los mandamientos de la Ley de Dios, el mal prevalece en el corazón del hombre, las fibras del bien se rompen.
¿CÓMO PUEDO AMARME A MÍ MISMO?
Por el Bautismo pertenecemos siempre a Cristo. Recibimos un nombre, pero Dios nos conoce a cada uno, somos únicos para Dios, Él en su infinita bondad ha creado al hombre libre, para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. Nos creó a su propia imagen y semejanza, somos la única criatura sobre al tierra a la que Dios ama por si mismo. El hombre al ser creado a imagen de Dios tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse libremente y de entrar en comunión con Dios y con otras personas.
El amor a mi mismo requiere un amor TRINITARIO, en el deseo de que éste crezca, se desarrolle, se haga estable y permanente. Amarnos a nosotros mismos no es ser egoísta, es necesario que nos queramos y aceptemos, para poder dar lo mejo de nosotros. Nunca dejemos que nos invada la tristeza enemiga del alma que busca a Dios. En cambio la alegría en nuestra vida es como la primavera de la vida, llena de ese oxígeno que necesitamos para respirar. Seamos generosos para nosotros, y nuestro corazón se abrirá a los demás, éste amor que crece nos hace hijos suyos y Santos en Él (Jn 6,5).
San Francisco de Asís dijo: cada uno de nosotros somos piedras vivas del ESPÍRITU SANTO. El Espíritu Santo trabaja, actúa en silencio, cargando el corazón y la mete de una forma sutil y escondida; y de repente un día, ¡ZAS! estás atrapado en su amor y haces cosas por los demás que jamás sospechaste poder hacer.
Jesús, que ha venido a salvar a todos los hombres, busca la igualdad de trato entre todos los seres humanos, sea cual sea su condición social o de nacionalidad. Lo importante es el AMOR mutuo que nos profesamos en las diferentes situaciones de la vida: en la salud, en la enfermedad, en la tristeza y en la alegría.
UN MANDAMIENTO NUEVO
"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros como yo os he amado"(Jn 13,14).
El reino de Dios es acercarse al que está triste, al que está solo, servirnos unos a otros , estar siempre con la lámpara encendida para que el señor te diga: entra en mi Reino. Tenemos que amar con misericordia, ¡qué desgracia pasar por la vida haciendo daño!. Todo ser humano creado a imagen de Dios puede dar lo mejor de si mismo. Amar al prójimo es estar atento a sus necesidades, dando cariño, atendiendo y escuchando sus tristezas y alegrías. Santa Soledad Torres Acosta (fundadora de las Siervas de María) en el enfermo, en el indigente encontró a Jesucristo.
Que el espíritu Santo me de cariño, generosidad, perdón, implicarme en los demás, entregarme a los demás.
SIN MÍ NO PODÉIS HACER NADA
Si no percibimos a Dios en nuestra vida, estará vacía. Dios vino a la tierra a redimirnos. En la CRUZ experimenta todos los dolores de los hombres. "Por la cruz a la luz".
Algunas personas se vuelven amargadas y resentidas, llenas de rabia y autocompasión, que irán destruyendo su salud.
Yo no puedo hacer nada sin Ti mi Dios, todo lo que sé, todo lo que soy, todo lo que tengo es tuyo.
VENID, BENDITOS DE MI PADRE
Debemos de poner en práctica las obras de misericordia, dando: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí, humildad, servicio; son dones y frutos que el Espíritu del Señor derrama sobre nosotros para que tengamos una vida plena, porque solos no podemos hacer nada.
María, madre de Dios y de la Iglesia, modelo de humildad y servicio, pidámosla que nos ayude mientras recorremos nuestra vida, para que algún día su Hijo nos pueda decir: venid, benditos de mi Padre.
Entonces, cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles se sentará en el trono y el Rey dirá a los que están a su derecha: venid benditos de mi Padre y tomad posesión del reino que ha sido preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis en vuestra casa, anduve sin ropas y me vestisteis, estuve enfermo y vinisteis a visitarme , estuve en la cárcel y vinisteis a verme (Mt25, 31-46).
"Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré" (Mt11.28). Jesús pide que se acuda a Él, que es la verdadera sabiduría, a Él que es manso y humilde de corazón; propone "su yugo", el camino de la sabiduría del Evangelio que no es una doctrina para aprender o una propuesta ética, sino una Persona a quién seguir: él mismo el HIJO UNIGÉNITO en perfecta comunión con el PADRE ( Palabras del Papa Benedicto XVI)
Queridos hermanos, quiero terminar mi enseñanza diciendo que os quiero, que deseo que caminemos juntos, que seamos felices, que demos AMOR porque Dios es Nuestro Padre y nuestro fin es vernos en el CIELO. Alegraos y regocijaos porque es muy grande la recompensa que os aguarda en los cielos. "HAY EN LOS CIELOS MENSAJES DE PAZ PARA LOS HOMBRE DE FE Y VOLUNTAD".
Elisa.
es hermoso el contenido de esta enseñanza espero que todos los hermanos reciban el amor con que nuestra querida hernana elisa la ha orado y nos la ha dado que el señor te bendiga. gloria a dios
ResponderEliminar