NOVENA AL ESPÍRITU SANTO
Por la señal de la
Santa Cruz ……..
ORACIÓN PREPARATORIA (para todos los días)
Ven Espíritu Santo Creador, visita la mente
de tus fieles,
llena con la gracia de lo
alto los corazones que Tú creaste.
Tú, a quien llamamos Paráclito, don del
Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, amor y
unción invisible.
Tú, dispensador de tus siete dones, dedo de
la diestra de Dios,
Tú, promesa del Padre, que
inspiras nuestras palabras.
Enciende luz a nuestros sentidos, infunde
amor en nuestro corazón,
que tu fuerza constante
reanime la debilidad de nuestro cuerpo.
Arroja lejos a nuestro enemigo, y danos tu
paz sin tardanza,
y así, conduciéndonos Tú,
evitemos todo mal.
Haznos conocer al Padre, revélanos asimismo
al Hijo,
y en Ti, Espíritu de ambos,
haz que siempre creamos.
Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó
de entre los muertos,
y al Espíritu Paráclito, por
los siglos de los siglos. Amén.
DIA PRIMERO (se pide el don de Sabiduría)
Oración.
Espíritu Santo, concédenos el don de
Sabiduría para que se pueda pensar y juzgar rectamente de Dios y de las cosas
divinas, que pueda saborearlas profundamente. Te suplico, Espíritu Santo, que
este don me lleve a rechazar todo lo que no sea de Dios, para que puede unirme
y entregarme a Él. Haz que por este don nazcan y crezcan en mí los frutos de la
caridad, del gozo, de la paz y de la bondad. Llévame por el camino de la
verdadera alegría, que trae la paz del alma. Ciérrame la puerta de la falsa
libertad. Que tu gracia purifique siempre mis ojos para ver lo que es correcto
y abra mis oídos para escuchar tus palabras y tu llamada. Llena mi corazón de
tu amor y dirige mis pasaos por el camino de la verdad.
Amén.
“muy a gusto presumo de mis debilidades,
porque así residirá en mi la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio
de mis debilidades, de los insultos, de las privaciones y de las dificultades
sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2Cor
12,9-10)
ORACIÓN FINAL (para todos los días)
Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
Padrenuestro, avemaría y Gloria. Reina del cielo, alégrate….
¡Dios Padre Eterno!,
Que con la luz de tu Espíritu Santo enseñas a tus fieles,
Concédenos recto saber según el mismo Espíritu,
Y gozar siempre de su amor.
Por tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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