lunes, 21 de mayo de 2012

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO: día cuarto





NOVENA AL ESPÍRITU SANTO

Por la señal de la Santa Cruz ……..

ORACIÓN PREPARATORIA (para todos los días)

    Ven Espíritu Santo Creador, visita la mente de tus fieles,
llena con la gracia de lo alto los corazones que Tú creaste.

    Tú, a quien llamamos Paráclito, don del Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, amor y unción invisible.

    Tú, dispensador de tus siete dones, dedo de la diestra de Dios,
Tú, promesa del Padre, que inspiras nuestras palabras.

    Enciende luz a nuestros sentidos, infunde amor en nuestro corazón,
que tu fuerza constante reanime la debilidad de nuestro cuerpo.

    Arroja lejos a nuestro enemigo, y danos tu paz sin tardanza,
y así, conduciéndonos Tú, evitemos todo mal.

    Haznos conocer al Padre, revélanos asimismo al Hijo,
y en Ti, Espíritu de ambos, haz que siempre creamos.

    Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Paráclito, por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA CUARTO ( se pide el don de consejo)

Oración

Espíritu Santo, concédeme el don de Consejo, para que, por su inspiración, juzgue con rectitud lo que conviene hacer en los casos particulares que se me presenten y que todo sea para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Dios Espíritu Santo, a veces, no me basta tener la virtud de la prudencia, para que ilumine mi mente, otórgame el don del Consejo, para que me mueva y me guíe de modo divino, con una luz superior a toda la ciencia humana. Líbrame, Espíritu Santo, de tener una conciencia llena de ilusiones falsas. Haz que yo pueda resolver, con acierto, los problemas difíciles de mi vida e inspírame los medios convenientes para ayudar a los demás. Amén.

"El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley" (Ga 5, 22-23)
(El creyente, unido con Cristo, ya no tiene ley exterior, sino que cumple la Ley del Espíritu).


ORACIÓN FINAL (para todos los días)

    Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido;
luz  que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

    Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

    Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

    Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
   
    Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Padrenuestro, avemaría y Gloria. Reina del cielo, alégrate….

¡Dios Padre Eterno!,
Que con la luz de tu Espíritu Santo enseñas a tus fieles,
Concédenos recto saber según el mismo Espíritu,
Y gozar siempre de su amor.
Por tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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