Hemos estado rezando por la unidad de todos los cristianos .No deberíamos dejar nunca de orar por ello, tener siempre presente que Jesús nos quiere unidos en su nombre y bajo un mismo Pastor.
Los cristianos católicos sentimos un profundo dolor por la división que hay en la participación de la mesa del Señor.
Nosotros sabemos y creemos por fe y por la trasmisión de los Apóstoles que el Señor, les mandó celebrar estos misterios hasta su venida. En el pasaje del Evangelio (Hch. 2.42-46) nos dicen:
Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles fieles a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones….. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo Espíritu, partían el pan por la casas y con sencillez de corazón.
La Eucaristía es Sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de amor con Jesús y con los hermanos, que nos une a Dios y nos da vida.
La celebración de la Santa Misa es la oración más perfecta que podemos presentar al Padre, su valor es ilimitado en cuanto que proviene de Cristo, en ella se dan:
∙ La adoración
∙ La alabanza
∙El perdón
∙ La acción de gracias
∙Pedimos auxilio en nuestras necesidades
∙ E intercedemos por toda la humanidad
Pero también es verdad que si nuestra disposición no es la adecuada, si estamos distraídos si estamos solo con nuestra presencia pero no estamos con la mente y el corazón uniéndonos a Cristo, el valor de la Santa Misa es limitada.
Hermanos en nosotros está sacar el fruto el alimento que nos ayude a levantarnos cada mañana y renovar nuestras fuerzas, para poder caminar ¡como Dios quiere!....Con perseverancia, caridad, humildad, dignidad, justicia, hermandad.
El mundo está necesitado de testimonios de vida, con ejemplos que sean testigos del amor del Señor, y todo esto sólo podremos hacerlo si estamos unidos al que es el dueño, el Señor de todas las cosas. Él nos ha creado por amor y quiere que seamos felices y participemos ya de su gloria aquí en la tierra.
“La Eucaristía es al alma, lo que el alimento y el descanso es para el cuerpo”.
En la Santa Misa se dan infinidad de Misterios es verdaderamente el alma de la religión cristiana.
El catecismo nos dice que la liturgia fortalece nuestras fuerzas, para dar a conocer a Cristo y presentar así, a la Iglesia a los que están fuera como signo levantado en medio del mundo para que, bajo el nombre de Cristo se congreguen en la unidad los hijos de Dios que están dispersos, hasta que haya un solo rebaño y un solo Pastor.
La Eucaristía es el Sacramento del amor, se queda con nosotros por amor, por el amor que nos tiene a cada uno de nosotros.
Por eso hermanos, tenemos que ir a Misa ¡con alegría! Como si fuéramos a un cumpleaños. POR QUE ES EL SEÑOR QUIEN NOS INVITA A SU CASA. Hagamos una comparación una metáfora.
Lo primero “pedimos perdón “por llegar tarde etc...
En las lecturas de su palabra “Que son cartas de amor”, (hablamos en el cumple)
Luego nos ofrecemos regalos que son “presentar nuestra vida en el altar.”
Comemos del banquete” Eucaristía pan de vida.”
Y damos las gracias por invitarnos “Acción de gracias”.
Los cristianos sin la Eucaristía nos morimos. Es comunión, es presencia, es sacrificio es el modo que tenemos de participar en la vida de Cristo, en ella nos metemos en la dimensión de Dios….El nacimiento en Belén, la crucifixión en el Gólgota la transfiguración en el Tabor, con nuestro sufrimiento participamos del sacrificio de Cristo, ayuda a redimir los pecados.
La Eucaristía es Sacramento de comunión porque comulgamos realmente el cuerpo y la sangre de Cristo, nos permite tocarlo, como Santo Tomás tocó las llagas de su costado; pero también El nos toca nuestras heridas, tristezas, nos besa, nos alienta en nuestras dificultades. Tenemos que cuidar de manera especial la acción de gracias, estar con Jesús como estuvo la virgen María, mujer de dolores que no dejó un momento solo al que daba la vida en rescate nuestro.
La Eucaristía también es presencia de Cristo realmente presente en el Sagrario cuerpo y sangre de Cristo. Decía el Santo cura de Ars que si creyéramos realmente que es Jesús el que está en la sagrada Forma moriríamos de pavor.
Es el misterio más sublime de toda la liturgia de la Iglesia tenemos que pedir al Señor todos los días que nos aumente la fe, porque ella nos muestra a Dios. La fe nos hace tomar conciencia del amor de Dios, revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz. Ese amor que es a su vez la luz que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar.
Y finalmente este misterio nos asegura por la misericordia de Dios la esperanza de poder gozar eternamente en el cielo.
Ahora me gustaría leer lo que viene a continuación, lo he tomado de un artículo de la revista (Confraternidad O.R.C.) ya que me ha parecido muy pedagógico. El artículo se titula
¿POR QUÉ TENGO QUE IR A LA IGLESIA?
Un asiduo asistente a la Iglesia le escribió al editor de un periódico quejándose que no tenía sentido ir a la Iglesia todos los domingos.
“He ido durante 30 años”, escribía “y durante ese tiempo habré escuchado, como 3000 sermones. Pero juro por mi vida que no recuerdo ni uno solo de ellos. Por eso pienso que estoy perdiendo mi tiempo y los sacerdotes también dando sermones.”
Así empezó una controversia en la columna de “cartas al editor” para deleite del mismo editor.
La misma que continuó por varias semanas hasta que alguien escribió lo siguiente; “ya llevo casado 30 años .Durante ese tiempo mi esposa debe haber preparado 32000 comidas y juro por mi vida que no me acuerdo de ni un solo menú. Pero sí sé esto: Todas me alimentaron y me dieron la fuerza que necesitaba para hacer mi trabajo. Si mi esposa no me las hubiera preparado, estaría físicamente muerto el día de hoy. ¡De la misma manera, si no hubiese ido a la Iglesia para alimentarme estaría espiritualmente muerto en la actualidad!”.
Cuando estás desorientado y sin saber que hacer ¡Dios tiene siempre algo para ti!
La fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible. ¡Gracias a Dios por nuestro alimento material y espiritual!
Cuando Satanás esté tocando a tu puerta, simplemente di: JESÚS ¿PUEDES TÚ ABRIR POR MÍ?
Rosa.
Rosa.